1. ROBOTS AMENAZAN EMPLEOS
Para el economista Eduardo Levy Yetati, la robotización reintroduce el viejo dilema del liberalismo comercial, el del planteo “productividad versus empleo”. Según estudio de los economistas Carl Frey y Michael Osborne, de la Universidad de Oxford el 47% de los empleos de EE.UU. están en riesgo de ser reemplazados por máquinas en las próximas dos décadas. Extrapolado a nivel mundial, eso supondría la pérdida de 1.600 millones de puestos de trabajo.
En América Latina, alrededor del 37% de las tareas que hoy realizan seres humanos serán automatizadas en 2030, apuntan expertos. Los riesgos más urgentes se presentan para telemarketers, operadores telefónicos, analistas financieros o de recursos humanos u operarios de maquinaria industrial. La otra cara de la moneda es para las tareas que requieren creatividad, inteligencia social, liderazgo y capacidad analítica.
Una ventaja de los robots es que no son permeables a errores cognitivos en actividades que dependen de una buena capacidad de decisión. La economía del comportamiento señala que esos sesgos, acumulados, representan costos altos. Es necesario entender mejor el mercado laboral: las personas deben aprender cada vez más a mejorar su productividad apoyándose en las máquinas.
2. TELETRABAjO, AHORRO PARA TODOS
El ‘home office’, también conocido como teletrabajo, es una tendencia al alza. Tal es así que según un estudio (con el que no todos están conformes) de la London Business School, el 50 % de los profesionales no acudirán a la oficina en 2020. Ese porcentaje podría ser factible por los avances técnicos existentes, pero no así por la mentalidad de muchas de las empresas, que todavía apuestan por el presentismo. Seguimos con más estudios, uno de la Joseph Rowntree Foundation ahonda que hay un 47% de demanda de trabajo flexible, y sólo un 6,2% de oferta
En todo caso, otro estudio, en este caso de Global Workplace Analytics (GWA), confirma que entre 2005 y 2013 el número de teletrabajadores creció un 80%; y sin duda es un número que continúa al alza. ¿Y por qué? Por un simple tema de costos para todos. Según EY Costa Rica, implementar dos días semanales de teletrabajo supone un ahorro de US$1.125 anuales; mientras en EE.UU. (y volviendo al estudio de GWA) una empresa ahorraría US$11.00 al año por trabajador, en caso de instaurar el home office al cien por cien.
3. Falta talento
La fuerza laboral a nivel mundial no cuenta con las habilidades necesarias que las empresas requieren para poder cubrir los puestos de trabajo. El estudio Workforce 2020 de Oxford Economics concluyó que dos tercios de las firmas encuestadas han avanzado muy poco en la conformación de una fuerza laboral capaz de cumplir con sus objetivos en los negocios. Los informes anuales de PwC muestran además cómo los líderes de negocios están más preocupados que nunca por poder encontrar al personal adecuado para llenar las posiciones que requieren.
La brecha entre las habilidades de los trabajadores actuales y las que los negocios necesitan para cumplir con sus planes de crecimiento se está ampliando.
¿Qué hacer para tratar de disminuirla? Los negocios deben salir de la idea que nuevas habilidades significa nuevas personas. Desde PwC apuntan que las organizaciones con mayor éxito combinan el reclutamiento con el desarrollo de su propia gente, para que sean más adaptables a sus planes cambiantes.
4. Desigualdad = menor crecimiento
Que el 1% de la población mundial concentre más riqueza que el 99% restante es una muestra de la insostenibilidad en la que vivimos.Y esa concentración en pocas manos, afecta al crecimiento de los países, por lo que incide en la reduc-ción de la pobreza. A inicios de año, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentaba un informe en el que así lo advertía.
Y más allá de la pobreza, ahonda en las desigualdades sociales, en que los más privilegiados se encierren en sus castillos y que los menos favorecidos los miren con resentimiento, lo que también incrementa la violencia. La ONG Oxfam advierte que para hacer frente a este crecimiento de las desigualdades es necesario po-ner fin a la era de los paraísos fiscales.
5. Compartir en vez de tener
La economía compartida es una tendencia que viene creciendo en diferentes sectores. Para empresas y consumidores representa una oportunidad. Uber o Airbnb son los ejemplos más claros de esta tendencia que ya nos ha conquistado, y a la que le queda mucho por crecer. Sobre el crecimiento de esta modalidad influyen factores varios, desde la crisis financiera mundial que golpeó a los países mejor posicionados a la mayor conciencia sobre los problemas ambientales pasando por el reinado de las redes sociales y una revalorización del concepto de comunidad. Desde el Collaborative Lab aseguran que el consumidor “piensa dos veces antes de comprar”.
La actitud de la gente sobre la posesión de las cosas cambió y son los jóvenes los que lideran el cambio, ya que modificaron la idea tan arraigada de acumular. El comportamiento de los consumidores está cambiando, no demandan un producto o un servicio que se limita a un uso y tiene ciertas propiedades, buscan experiencias significativas asociadas a valores y a bienestar.
Los sectores más permeables son los caracterizados por niveles de ineficiencia más elevados, como el traslado de viajeros. El desarrollo de esta modalidad responde también a una baja brusca de los costos de coordinación y comunicación por el impacto de la red y de las aplicaciones móviles. La regulación de este proceso es un desafío, aunque el vacío legal atañe al universo de las nuevas tecnologías en general.
6. El Fintech y la Uberización de la banca
No es ningún secreto que la banca tradicional está amenazada por Facebook, Google y Apple, que ya han conseguido licencias para operar como entidades financieras. En este fenómeno interviene la insatisfacción con el sector bancario heredada de la crisis de 2008; y de manera muy destacada entre los jóvenes.
Aproximadamente el 33 % de ‘millennials’ afirman no necesitar un banco para nada. Y a las gigantes tecnológicas se le suman las fintech, para terminar de amenazar el negocio tradicional con novedosos sistemas de pago, servicios de préstamos o sociedades de inversión.Estos ‘fintech’ son ‘startups’ que brindan servicios financieros; en el primer semestre del año había contabilizados unos 15.000 en el mundo.
Según un informe de PwC, la banca tradicional teme que esta ola tecnológica se pueda comer hasta el 25% de su negocio actual durante el próximo lustro. Los inversores inyectaron más de US$22.000 millones de financiación en 2015, un 75% más que en 2014, según informe de Finnovating.
7. El comercio en torno al celular
El e-Commerce (comercio electrónico) y el m-Commerce (comercio móvil) vienen en franco auge y las superficies comerciales van a tener que mutar para defender su territorio. Como muestra, un botón: los centros comerciales de EE.UU. perdieron el 50 % de su visitación entre 2010 y 2013, pasando de 35.000 millones de visitas, a 17.600 millones; con unos consumidores con menor adquisitivo que en la era pre crisis. Según el Bureau of Labor Statistics, el comercio electrónico representaba en ese país el 3,5% de las ventas totales; mientras en la temporada de compras navideñas de 2015 rondó el 8%. Para 2018 podrían llegar al 11%.
En 2015 Amazon ya superó a Walmart en valor de mercado, y ahora compite de tú a tú con el envío de productos frescos; mientras Walmart acaba de pagar US$3.000 millones por Jet.com para tratar de hacerle frente en una dura batalla a la empresa de Bezos. Centroamérica aún anda muy lejos de convertirse en un gran jugador en el comercio online, siendo la región latinoamericana con mayor rezago; apenas el 7% de los centroamericanos compró en línea en los últimos seis meses, frente al 31 % de los latinoamericanos, según estudio de Kantar World Panel.
8. Mundo urbano
Hoy más de la mitad de la población mundial vive en áreas urbanas, y buena parte de ellas en ‘megaciudades’ de más de 10 millones de habitantes. Según Naciones Unidas, en 2045 serán más de 6.000 millones las que habiten las áreas urbanas. Un estudio de EY prevé que el número de habitantes en zonas marginales se duplique en 2.000 millones de personas.
En 2030, el 61% del PIB global se generará en las ciudades. La clase media es la clave, ya que van a modificar el consumo de productos esenciales. En la actualidad, le 78 % del PIB centroamericano ya se genera en estas áreas, que pasarán a agrupar al 70 % de la población del Istmo, en 2050, frente al 59 % actual. Entre los retos de cara al 2030 es que las grandes ciudades deben ser más sustentables. Entre los retos de cara al 2030 es que las grandes ciudades deben ser más sustentables.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) habla de un nuevo orden político, siendo las megaciudades los nuevos países del siglo XXI; enfrentándose a se enfrentan a muchos desafíos similares en áreas como transporte, vivienda, seguridad, empleo, migración o educación.La inversión en infraestructura para que esta gigantescas ciudades sean más competitivas será clave de cara al futuro.
9. Crece el mundo cultural
La economía ‘naranja’, la de las industrias culturales, es cada vez más importante, y cada vez más unida al desarrollo de las grandes ciudades. Según un informe de la UNESCO de 2016, la cultura y los bienes o servicios directamente relacionados con la creatividad representan un 3% del PIB mundial, y dan empleo a 29,5 millones de personas en el mundo, más que lo que aportan sectores como el de las telecomunicaciones o economías nacionales como la alemana.
Los ingresos de las industrias culturales y creativas en el mundo representan US$2,25 billones (millones de millones), más que toda la industria automovilística de Europa, Japón y Estados Unidos.
Por ejemplo, en Guatemala se calcula que aporta más de 700.000 empleos; y en Costa Rica en torno al 2 % del PIB. A juicio del experto del Banco Interamericano de Desarrollo, Duque Márquez, la potencialidad de la economía naranja es enorme, ya que debería crear el 7% del empleo en la región centroamericana, algo todavía muy lejano. En Latinoamérica, Buenos Aires, Sao Paulo, Río de Janeiro y México DF son los grandes polos de esta industria, y en los últimos tiempos se les han sumado Montevideo y San José de Costa Rica.
10. Sostenibilidad incrementa rentabilidad
El 44 % de las empresas latinoamericanas creen que la sostenibilidad incrementa su rentabilidad, según la segunda edición de la’Encuesta PwC sobre Sostenibilidad en América Latina’, realizada con la colaboración del IAE Business School y CEADS, publicada en el primer semestre de 2016.
La misma encuesta señala que aproximadamente el 80% de las empresas considera que es un tema rele-vante para su negocio. Según el estudio, un 43% de los consultados indicó que la temática es parte de su estrategia central y se posiciona en los primeros lugares de sus prioridades. En Centroamérica, las empresas evolucionaron de la gestión aislada de la RSE al desempeño coordinado e integral de una empresa socialmente responsable. Al hacer esa transición, las compañías garantizan su largo plazo y blindan sus operaciones. Los consumidores han impulsado este interés de las empresas. Los consumidores globales con conciencia social tienden a ser más jóvenes (63% menores de 40 años) y se sienten “influyentes y poderosos” por el impacto que generan a través de su actuación virtual en las redes sociales.